(vía EcoPortal) Aunque durante este verano está pegando fuerte un sol de justicia, lo tristemente cierto es que la justicia climática no parece ser una prioridad central del cambio político que se da con los nuevos gobiernos autonómicos y municipales. Puesto que ningún líder político concede prioridad ni discurso público al temible cambio climático, ocurre que solo una pequeña parte de la ciudadanía llega a entender las graves dimensiones civilizatorias implicadas en el problema. Esta reiterada indiferencia política hacia lo que es un problema conjunto de supervivencia, absolutamente nuevo y sin precedentes históricos, carece de agenda y programa responsable a puertas de celebrarse una Cumbre Mundial decisiva sobre el futuro del clima, este próximo otoño en Paris. En el caso español, este atronador silencio político oculta además el trágico y paradójico hecho de que en España, solo en el 2015 han aumentado en mucho las emisiones de CO2 y de otros contaminantes nocivos para el clima, principalmente por la nefasta política energética del gobierno, que ha venido subvencionando y favoreciendo la quema del carbón y la alta participación de combustibles fósiles en el mix energético español.
"El movimiento global por la agroecología identifica la agricultura climáticamente inteligente como parte de una tendencia preocupante hacia la cooptación y acomodación de la agroecología al paradigma convencional de la revolución verde", afirma Carmelo Ruiz Marrero en el artículo que aquí se comparte vía Agencia Ecologista de Información TEGANTAI.
Naomi Klein nos habla de su libro “Esto lo cambia todo” (Paidós). En este ensayo, la activista canadiense fija su mirada en el calentamiento de la Tierra. En líneas generales, el suyo es un mensaje esperanzador, siempre y cuando se vaya reduciendo, desde ya, la utilización de combustibles fósiles. El libro también es una furibunda crítica al sistema capitalista que impera hoy.
(por Walter Chamochumbi, vía EcoPortal) A tenor de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), desde 1994 a la fecha se realizaron 19 Conferencias de las Partes-COP bajo disímiles contextos políticos y económicos y a la luz mundial de la agenda que los países industrializados, principales responsables de la crisis ambiental y climática, continúan imponiendo en el marco de las negociaciones sobre reducción de las cuotas de emisiones GEI, políticas de mitigación y adaptación y acuerdos complementarios.
¿Cómo repercuten en el Cambio Climático las emisiones de metano en la fractura hidráulica? ¿La emisión es mayor o menor que la de otras actividades?
Entre los gases de efecto invernadero, los principales son el dióxido decarbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O) y los halocarbonos (gases que contienen flúor, cloro y bromo). No todos estos gases tienen el mismo poder de calentamiento, es así que el más abundante es el dióxido de carbono, al que le siguen los restantes. Pero es de hacer notar que una molécula de metano tiene 21 veces más de efecto de calentamiento que una de dióxido de carbono.
La inclusión de la técnica de Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS, por sus siglas en inglés) en el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) de las Naciones Unidas está en apogeo para las industrias petroleras del Medio Oriente y el Mar del Norte, las cuales usarían el mecanismo para subsidiar la extracción de inclusive más petróleo del suelo.
¿Qué fue acordado?
Como resultado de la Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU (COP16) en Cancún, “la captura y almacenamiento de dióxido de carbono en formaciones geológicas” es ahora elegible como base para proyectos MDL.1 Esto probablemente conlleve grandes beneficios para las compañías petroleras, las cuales están rápidamente re-posicionando técnicas conocidas como la Recuperación Mejorada de Petróleo (EOR, por sus siglas en inglés) como una forma de almacenamiento de carbono bajo tierra.
(vía Globalízate) Si la economía se viera sometida al mismo examen riguroso basado en evidencias que el cambio climático, nuestro mundo debería dirigirse de un modo muy diferente.
El mundo no se dirige de acuerdo con la ciencia del clima. En mitad del abucheo casi histérico producido desde la Cumbre climática de Copenhague, merece la pena recordar este hecho. Si las cosas se hubieran hecho vigilando cuidadosamente con un ojo los motores ecológicos del planeta, y los niveles de recursos de sus depósitos de combustible, hubiera parecido muy distinto. El parque de nieve de interior más grande del mundo no estaría, por ejemplo, en el abrasador Emirato de Dubai, en Oriente Medio. El transporte público sería rápido y barato, y Richard Branson sería un cultivador desconocido, ocupado de reciclar en su parcela cultivada orgánicamente.
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