(vía Ecoportal.net) La actual destrucción de la selva tropical viene dada, entre otras cosas, de la mano del éxito de los biocombustibles, lo que conlleva junto a la ganadería intensiva a la escasez de alimentos en los países pobres o en vía de desarrollo, donde se producen los cultivos extensivos para la producción de soja, maíz, mandioca, girasol, palma, remolacha o caña de azúcar. La escasez progresiva de petróleo y de gas ha obligado a la búsqueda de soportes energéticos más económicos y duraderos. Este es el motivo por el que Indonesia registra ganancias récord con la venta de aceite de palma, que por una parte fluirá en el depósito de nuestros coches como “combustible verde” y, por otra, en nuestras centrales nucleares para producir electricidad y calefacción.