(por Adela Cortina) A menudo se aplica el adjetivo “sostenible” al desarrollo, sustituyendo la expresión “desarrollo humano”, que tanto ha costado aclarar, por “desarrollo sostenible”. Esto es, a mi juicio, un retroceso.
Después de la II Guerra Mundial el desarrollo de los pueblos se medía en términos de PIB, y fueron pioneros como Lebret, Goulet, ul Haq o Sen quienes recordaron que el auténtico desarrollo es desarrollo humano, que los pueblos están desarrollados cuando las personas cuentan con las capacidades suficientes para llevar adelante los planes de vida que elijan, no cuando les sobran mercancías. Que la pobreza es falta de libertad. Recurrir ahora al desarrollo sostenible introduce un margen de ambigüedad.