En busca de una alternativa para sustituir progresivamente la energía proveniente de fuentes fósiles por otras que se generen a partir de recursos naturales renovables y menos contaminantes, los biocombustibles se erigieron, desde hace aproximadamente una década, como la panacea ante el incremento de las emisiones desmedidas de dióxido de carbono (CO2) y su efecto en el sistema climático terrestre. El hecho de que pudieran obtenerse a partir de la biomasa daba por sentado su permanente disponibilidad sin pensar en agotamiento debido a que dependían de las bondades de la madre tierra, siempre presta a fructificar en favor de la humanidad. Sin embargo, cabría pensar en estos momentos si al incrementarse en mayor medida su consumo, dada la gran apuesta como negocio que representan ¿Se pondrá en peligro la seguridad alimentaria de algunas regiones vulnerables del planeta? ¿Será sostenible si la frontera agrícola se expande en desmedro del bosque? ¿Cuál es y será su efecto en las emisiones de carbono?