Por Juan Eliécer Ramírez ~
Luego de un receso obligado, en virtud de la organización del 1er. Congreso venezolano de Ecología Social, del cual soy su creador y principal promotor, retomo la tarea de comunicarme por medio de esta herramienta que me permite transmitir asuntos de interés general, que motivan siempre un cambio de actitud hacia lo positivo. Hacer frente al doble desafío: Los “empleos verdes” se han convertido en una especie de emblema de una economía y sociedad más sostenible, capaz de conservar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras, más equitativa y abierta a todas las personas y a todos los países.
Los empleos verdes permiten concebir la esperanza de que la humanidad podrá hacer frente a dos de los desafíos determinantes del siglo XXI: 1.-Evitar un cambio climático peligroso y potencialmente inmanejable y proteger el medio ambiente natural que sustenta la vida en la Tierra, y 2.-Ofrecer trabajo decente y, de esa manera, una perspectiva de bienestar y dignidad para todos, a medida que la población mundial continúa aumentando, mientras que más de mil millones de personas se ven excluidas del desarrollo económico y social.
Estos dos desafíos están estrechamente vinculados y no se pueden abordar por separado. Los empleos verdes son la clave para hacer frente a ambos desafíos simultáneamente. La degradación ambiental, en que se incluye la contaminación del agua, la tierra y el aire, la pérdida irreversible de biodiversidad, el deterioro y agotamiento de los recursos naturales como el agua, la tierra agrícola fértil y los peces es una de las más graves amenazas para el desarrollo económico y sostenible en términos más generales.
Los costos ambientales y sanitarios superan ya muchas veces los beneficios de la actividad económica que provoca el daño. Esta situación se agravará en el futuro por los impactos del cambio climático, que se dejan ya sentir en muchos países en desarrollo. A mediano y largo plazo, el cambio climático previsto provocará una grave perturbación de la actividad económica y social en muchos sectores de todos los continentes. Los escenarios científicos para evitar un cambio climático peligroso y posiblemente inmanejable prevén que las emisiones de gases de efecto invernadero alcancen un máximo en los próximos 10-15 años y luego disminuyan a la mitad hasta mediados de siglo.
Para estabilizar el clima se necesitará una transición rápida hacia una economía mundial, con baja emisión de carbono. El desafío social es igualmente amenazador: nada menos que 1.300 millones de personas, más del 40% de la mano de obra mundial, y sus familiares a cargo están condenadas a una existencia de pobreza e inseguridad porque sus ingresos son demasiado bajos y se ven relegadas a la economía informal. Hay 190 millones de desempleados y decenas de millones de jóvenes en busca de empleo que no pueden encontrar un lugar en la sociedad.
Los mercados de trabajo son imprescindibles no sólo para la producción y la generación de riqueza sino también para su distribución. Los ingresos resultantes del trabajo desempeñan un papel primordial en la reducción de la pobreza y en la distribución de los beneficios del crecimiento económico.
Más allá de su función económica fundamental para los países, empresas, familias e individuos, el trabajo permite a las personas establecer su propia identidad, participar en la sociedad y contribuir a ella. El empleo remunerado y el trabajo decente son, por lo tanto, fundamentales para la cohesión social y la estabilidad. Debo confesar que la amenaza del empobrecimiento acelerado me hizo emigrar con mi familia de mi estado natal, cambiando el escenario de la lucha a través del Movimiento Ecológico de Venezuela y la Asociación Civil “Brújula Ecológica”.
Juan Eliécer Ramírez
elieceramirez@yahoo.com
Fotografía de la galería de Alvaro, en Flickr (cc)
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