Los indígenas consideran que el cambio climático es evidencia de una situación de “malestar” de la “pachamama” como consecuencia de la explotación irracional de los recursos naturales y la contaminación global de las industrias. Desde hace décadas han advertido que los cambios en el clima confirman el quiebre de la relación armónica entre los hombres y la madre tierra, poniendo en peligro el futuro de la humanidad en pleno.
Hoy, los impactos del cambio climático ubican a los indígenas como uno de los grupos poblacionales más vulnerables, ya sea por su dependencia de la naturaleza, su ubicación geográfica, la situación de pobreza y exclusión social. Sin embargo, los pueblos indígenas andinos sostienen que han sobrevivido gracias a que lograron “resistir y dominar” el clima de alta montaña y que por tanto sus conocimientos podrían ser de gran importancia para adaptarse al cambio climático en las siguientes décadas.
La Tierra se esta calentando
En general, el cambio climático es un fenómeno global cuya manifestación es el aumento de la temperatura promedio del planeta provocado principalmente por actividades humanas. Este fenómeno está asociado al proceso de industrialización que ha originado mayores niveles de consumo de petróleo, gasolina y carbón, la tala y quema de bosques, y algunas actividades agrícolas, generando un aumento significativo en los volúmenes de los “gases de efecto invernadero” (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) en la atmósfera provocando un calentamiento del planeta.
A nivel global, el aumento total de la temperatura de los últimos 100 años (1906-2005) es de 0.74 ºC, lo que demuestra que la tierra se ha calentado y esta comprobado que en el periodo 1995-2006 se encuentran 11 de los últimos 12 años más calidos desde 1850. En América Latina, se han observado aumentos en la temperatura de aproximadamente 1º C en Mesoamérica y Sudamérica (Cambio Climático 2007, IPCC – Informe del Grupo de Trabajo II). Este calentamiento afecta la estabilidad del clima y está provocando intensas lluvias y sequías, incrementando los desastres naturales y la retracción de los glaciares, así como acelerando el deshielo de las capas polares y la elevación del nivel del mar.
Los riesgos de región andina y la vulnerabilidad de los pueblos indígenas
Los Andes centrales concentran la mayor cantidad de población indígena de Latinoamérica, precisamente en los países que conforman la Comunidad Andina de Nacionales (CAN), que según estudios constituye una de las zonas más riesgosas del mundo. Esta región se ve afectado por intensas lluvias, y por secuelas de aluviones e inundaciones asociados a cambios en la variabilidad climática y a eventos extremos como el fenómeno El Niño[1] (CAN, 2007).
Los Andes ha constituido el hábitat natural de pueblos indígenas, como el quechua, kichwa, aymará, mapuche y muchos otros, que –hoy- representan la diversidad cultural que caracteriza esta región. Durante siglos, estos pueblos han logrado desarrollar una forma de vida especial adaptado a las montañas o tierras altas que los diferencian del resto, pero hoy se ven afectados por intensas heladas, granizadas y sequías, a consecuencia del cambio climático. A su vez, los efectos están alterando el modo de vida de los pueblos indígenas que dependen de su territorio y los recursos naturales para su subsistencia. Los territorios de pueblos indígenas son a su vez zonas de pobreza, lo que incrementan la situación de vulnerabilidad a los efectos del cambio climático.
Actividades humanas pueden acentuar efectos del cambio climático sobre los territorios indígenas y la diversidad biocultural
Paradójicamente, mientras los impactos ambientales crecen sobre las montañas y los conocimientos tradicionales están cada vez más amenazados, más personas que viven en tierras bajas dependen de ella. El ecosistema de montaña, cuyas características y potencialidades fueron aprovechadas por los indígenas andinos, constituye una fuente natural de agua dulce, biodiversidad y recreación. Los diferentes pisos naturales, a su vez, permiten una producción diversificada que asegura la subsistencia de éstos pueblos. Por ejemplo, el 45% de las especies de papa (más de 5200) y el 30% de oca (más de 400) fueron colectadas sobre los 3,500 m.s.n.m.
Sin embargo, las montañas están expuestas a diversas presiones de la población que la habita y por aquellas actividades, como la agricultura, ganadería, minería y carreteras. En este sentido, los impactos del desarrollo de actividades humanas y del cambio climático podrían llevar a la modificación de los sistemas ecológicos de montaña y a la desaparición de la biodiversidad andina, que pueden ser acentuados por actividades de las industrias extractivas. Este podría ser el caso de Ecuador y Perú en cuyos territorios se viene desarrollando un “boom minero”.
Efectos en las actividades productivas y la seguridad alimentaría de los pueblos indígenas
Las principales actividades son la ganadería y agricultura de autoconsumo con especies adaptadas a los ecosistemas de montaña. Las múltiples variedades de papa, maíz, quinua, maca, oca y mashua, así como la vicuña, alpaca y llama, representan la diversidad de la producción alto andina.
Los cambios en la temperatura del aire en las montañas pueden afectar la producción de estos cultivos, pues su rendimiento depende directamente de las condiciones climáticas (temperatura y humedad). Por ejemplo, para la producción de papa la temperatura óptima en promedio debe fluctuar entre 10 º C a 15 º C, y el crecimiento del tubérculo se detiene bruscamente por debajo de los 7 º C y por encima de los 19 º C[2] (SENAMHI, 2003). En tal sentido, el aumento del calor durante el día y las bajas temperaturas en las noches afectan la producción agrícola de las comunidades, que constituye una de sus principales fuentes de alimentación.
Por otro lado, la crianza de alpacas constituye uno de los medio de subsistencia de las comunidades al proporcionarles ingresos económicos por la comercialización de su fibra y carne. Las temperaturas frías están afectando la crianza de éstos animales y los ingresos, debido a las pérdidas en temporadas de friaje y por las dificultades para el pastoreo. Y, en general, se está poniendo en peligro la conservación de la biodiversidad genética de la ganadería alto andina de los pueblos indígenas. Sin embargo, existen experiencias de adaptación de las comunidades a las bajas temperaturas como la construcción de cobertizos para sus alpacas en las comunidades de la zona centro – sur andino del Perú.
Efectos de las bajas temperaturas y lluvias intensas en la salud de los pueblos indígenas
En general, la salud de los pueblos indígenas de la región andina, especialmente aquellos que habitan en los ecosistemas de montaña, se ve afectada por la ocurrencia de fenómenos naturales atribuidos al cambio climático, como los friajes, heladas, sequías y precipitaciones. Se ha identificado que las Infecciones Respiratorias Agudas (IRAS) son la principal causa de muerte en las zonas alto andinas, especialmente de niños y ancianos, así como por Enfermedades Diarreicas Agudas (EDAS) en las zonas mas bajas.
Particularmente en las zonas alto andinas del Perú, las heladas y el friaje que a veces se presenta con nevadas no sólo afecta la agricultura y ganadería, sino la salud de las personas, debido a que aumenta el riesgo de infecciones respiratorias agudas como bronquitis y neumonías. En el año 2007 las bajas temperaturas afectaron 10 departamentos del centro-sur andino y se extendieron entre los meses de abril hasta fines de septiembre; precisamente regiones donde se concentran el mayor número de comunidades campesinas.
En Bolivia, durante enero y marzo de 2007 se registraron inundaciones a nivel nacional. Los departamentos afectados fueron Santa Cruz, Cochabamba, La Paz, Tarija, Potosí, Chuquisaca, Oruro, Beni y Pando. Según la OPS las inundaciones, deslaves y crecidas de ríos fueron causados por fuertes precipitaciones, acompañadas de friajes y granizadas que afectaron principalmente las zonas del altiplano y valles[3]. Es en el altiplano donde se concentran la mayor población indígena, organizada en ayllus y markas, que son afectadas por los efectos del cambio climático.
Recientemente, en Ecuador, las intensas lluvias desde el mes de enero a marzo, han causado inundaciones en provincias de la costa (Esmeraldas, Manabí, Guayas, El Oro y Los Ríos) y sierra (Cañar, Chimborazo, Cotopaxi, Bolívar, Azuay) afectando la población (500 mil afectados), la infraestructura (carreteras, puentes y sistema de abastecimiento de agua) y la agricultura (102 mil hectáreas dañadas)[4]. Las inundaciones en la sierra involucran a pueblos de la nacionalidad kichwa.
Desglaciación en los Andes: los riesgos para los pueblos indígenas
La región andina concentra el 95% de los glaciares tropicales del mundo, cubriendo una superficie estimada hoy en 2,500 km2. El 71% de los mismos están ubicados en Perú, el 22% en Bolivia, el 4% en Ecuador y el 3% en Colombia. En los mismos se observa un franco retroceso atribuible al calentamiento global, tal como fueran estimados por el IPCC (1996) al señalar que el calentamiento en las regiones de alta montaña generaría una reducción o desaparición significativa de las superficies de nieve y hielo (CAN, 2007).
Los pueblos indígenas que habitan zonas de glaciares, se ven afectados por diversos peligrosos durante la época de lluvias (avalanchas, desbordes de lagunas, derrumbes, etc.) o por efectos de sismos de gran magnitud. Los riesgos se incrementan con las lluvias. Sin embargo, la pérdida del volumen de sus glaciares durante los últimos decenios podría reducir la disponibilidad de agua para riego y generación eléctrica al disminuir el caudal de los ríos, e incluso para el consumo humano. Los impactos en el agua podrían provocar conflictos entre diversos usuarios.
El reto: de la ausencia a la presencia de los pueblos indígenas afectados en las instancias nacionales de concertación sobre el cambio climático
En países de la región, como Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, las diversas instancias nacionales de concertación sobre el cambio climático no incluyen la participación de los pueblos indígenas y sus organizaciones representativas, situación que se extiende a las instancias internacionales de discusión sobre el tema en el marco del Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (CMCC-NU).
Por otro lado, la ausencia en el debate sobre tema refleja las prioridades en la agenda de los pueblos indígenas de Los Andes, que mayoritariamente se concentran en la lucha por la defensa de los derechos que sustentan su existencia, como el territorio, los recursos naturales y la autodeterminación, y en algunos casos por el reconocimiento de los mismos y su inclusión en las constituciones políticas nacionales. El acceso a la información y el tratamiento técnico que se brinda al debate sobre el cambio climático constituyen las principales limitaciones para la participación indígena, lo que nos plantea la necesidad de una cooperación desde la perspectiva de la interculturalidad.
Finalmente, siendo el problema del cambio climático el mayor desafío global, los pueblos indígenas ofrecen aportar sus conocimientos tradicionales para la mitigación y adaptación al cambio climático. Sin embargo, demandan participación como “sujetos plenos y con derechos dentro de los procesos nacionales e internacionales” de debate y definición de políticas con respecto al cambio climático, oportunidad que el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas, en su séptimo periodo de sesiones que debatirá el tema de “el cambio climático, la diversidad biocultural y los medios de vida: la custodia por los pueblos indígenas y nuevos retos”, tiene la posibilidad de constatar y actuar por el bienestar de las generaciones futuras.
Fuente: www.servindi.org (cc)
Fotografía de Luciano Osorio, presente en Flickr bajo licencias Creative Commons (CC BY-NC-SA 2.0)
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