El crecimiento no explicado de los niveles de metano plantea la preocupación de que nuestra comprensión de su función en el ciclo global del carbono sea inadecuada.
Concentraciones de metano en el observatorio dee Mauna Loa, Hawai. Los puntos de datos grises son preliminares. Gráfico: NOAA.
Parece que de las emisiones de metano sabemos menos de lo que pensábamos. Tras una década de estabilidad, las concentraciones de metano en la atmósfera han sufrido un fuerte crecimiento en los últimos 18 meses.
Los primeros trabajos de investigación sugieren que este aumento se concentraba en las latitudes septentrionales del hemisferio norte y concordaba con las mayores emisiones de materia orgánica descompuesta que aparecían al fundirse el permafrost o el hielo ártico.
Pero ahora esos resultados han sido cuestionados por la publicación de un nuevo estudio que demuestra que las concentraciones de metano están creciendo prácticamente en todas partes. Dado que el metano tarda algún tiempo en difundirse por el globo, el trabajo de investigación posterior sugiere que el crecimiento del metano podría no deberse directamente al aumento de las emisiones de origen biológico.
El metano es el segundo de los gases de efecto invernadero en orden de importancia, produciendo aproximadamente el 20% de la fuerza radiactiva de todos los gases principales. Su concentración en la atmósfera ha crecido aproximadamente dos veces y media desde la revolución industrial, hasta llegar a aproximadamente 1750 partes por billón.
Aunque está presente en concentraciones mucho más pequeñas que el CO2, cada molécula ejerce un efecto más potente sobre el calentamiento global. Además, dura mucho menos en la atmósfera, normalmente porque reacciona con en radical hidroxil (*OH) para formar dióxido de carbono y agua. La vida media de una molécula de metano en la atmósfera es de aproximadamente 8 años, frente a los aproximadamente cien años del dióxido de carbono.
La tasa de crecimiento de las concentraciones de metano en la atmósfera se redujo en la segunda mitad del siglo pasado. El periodo transcurrido entre 1999 y principios de 2007 no mostró prácticamente incremento alguno, lo que llevó a la idea optimista de que las emisiones de metano estaban bajo control.
Las minas profundas de carbón eran una fuente importante y gran parte de ese sector se había cerrado en el hemisferio septentrional en los dos últimos decenios del siglo XX. Las prácticas del cultivo del arroz, que inundaban las áreas con vegetación, permitiendo que la materia vegetal se pudriera anaeróbicamente y produjeran metano, se habían cambiado en algunas partes de Asia para reducir las emisiones. El gas natural es en gran parte metano y las filtraciones de los conductos también se habían reducido.
El reciente crecimiento sorprendió a muchos investigadores. En el pasado, las concentraciones de metano tendían a incrementarse en los periodos de El Niño (altas temperaturas del mar en el Pacífico oriental), produciendo una mayor muerte de la vegetación y más producción de metano desde la materia vegetal podrida.
Pero aproximadamente desde el año pasado hay un periodo de temperaturas medias inferiores en el Pacifico (La Niña en lugar de El Niño). Por ello, esa corriente no es una buena explicación del salto repentino de aproximadamente 10 partes por billón, aproximadamente un 0.5% de incremento en las concentraciones medias.
La Dra. Rebecca Fisher, del Royal Holloway College, University of London, publicó un trabajo con sus colegas a principios de este año que muestra que el crecimiento del metano fue particularmente más elevado en el Ártico. Algunos puestos de medición mostraron incrementos del doble del crecimiento global medio. Puesto que el metano tarda tiempo en difundirse por el mundo, esa situación sugería que había una causa regional específica. Podía ser el mar o la vegetación podrida que quedaba expuesta por la fundición del hielo. El trabajo de la Dra. Fisher resultaba, en cierto sentido, consolador. Sugería que podíamos tener una explicación de por qué estaban aumentando las concentraciones de metano. En particular, mostraba que el incremento de las estaciones de metano se relacionaba con el incremento de los porcentajes del gas que contiene el isótopo de carbono más ligero, C12, relacionado con las amidiones de las bacterias productoras de metano. Parecía que era razonable confiar en que al menos parte del origen del incremento de las emisiones era la materia vegetal podrida.
Un trabajo más reciente ha afectado a esta creencia. Científicos del MIT acaban de publicar un trabajo en colaboración con científicos australianos y de otras partes del mundo que muestra que el incremento de los niveles de metano ha sido uniforme en todo el globo. No podría suceder así si el metano fuera producido por fuentes vegetales, dado que hay más materia orgánica en el hemisferio septentrional. Las concentraciones deberían ser temporalmente superiores en el norte, en los meses y años, que tarda el metano en extenderse uniformemente por el globo.
El equipo del MIT especula que el crecimiento del metano puede ser una función del decrecimiento de las concentraciones de hidroxil, el radical carroñero que limpia el metano y, quizás, también el incremento de las emisiones. Pero todavía no tenemos un buen control de las concentraciones de *OH y pasará algún tiempo antes de podamos decir si esta hipótesis es correcta o, en otro caso, qué es lo que está causando este cambio.
El debate científico acerca de la causa del incremento del metano es importante porque sugiere que todavía no tenemos un buen modelo de lo que determina el cambio en las concentraciones.
Una de las preocupaciones principales acerca del calentamiento global es que eventualmente desencadene la erupción de impredecibles millones de toneladas de metano desde las profundidades marinas. (Esto se suele conocer como la hipótesis del 'fusil de clatratos'). El gas está actualmente bloqueado en un enlace estable en las aguas extremadamente frías de las profundidades oceánicas.
Los incrementos continuos de la temperatura del mundo terminarán por hacer que el metano rompa sus enlaces químicos dentro del líquido frío y ascenderán a la superficie. Probablemente esto sucedió a veces en el pasado muy lejano en épocas de calentamiento rápido.
El hecho de que no podamos saber hoy por qué se está produciendo el crecimiento del metano, y si es probable que siga, nos preocupa porque revela que nuestro conocimiento del papel del metano en el ciclo global del carbono no es muy conocido.
Fuente: Globalízate - Guardian Environment Network Artículo original: http://www.guardian.co.uk/environment/2008/nov/10/network-climate-change
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