- Asegurar que lámparas y tubos de luz, estufas, ventiladores y acondicionadores estén apagados cuando las habitaciones están vacías.
- Colocar lámparas de “bajo consumo” (denominadas lámparas fluorescentes compactas) en lugar de las habituales bombitas incandescentes. Ganará en calidad y cantidad de luz: duran de 8 a 10 veces más.
- Utilizar pintura blanca o de colores claros y brillantes para techos y paredes. Reflejan y distribuyen mejor la luz.
- Llevar una bolsa para las compras, evitando así el consumo de envoltorios innecesarios.
- Si tenemos jardín o maceteros, no tirar los restos de frutas y vegetales a la basura. Enterrándolos podemos obtener un excelente abono.
- Cerrar bien las canillas: 10 gotas por minuto suman 2.000 litros de agua potable desperdiciados por año.
- Compartir viajes en auto con parientes y amigos toda vez que se pueda (al momento de ir a trabajar, hacer compras y pasear). La mayor parte del dióxido de carbono liberado a la atmósfera proviene de los automóviles y contribuyen a agravar el cambio climático (en especial, el efecto invernadero). Además, emiten otros gases perjudiciales para la salud y aumentan el smog y la lluvia ácida.
- No comprar animales silvestres de especies prohibidas (tortugas terrestres, monos, cardenales amarillos, reyes del bosque, federales, reina moras, etc.). Muchos están en peligro de extinción por el tráfico que sufren para abastecer el mercado de mascotas.
- Reducir el consumo innecesario de cualquier producto. Así, ahorraremos dinero. Pensemos que todos los recursos naturales usados como materias primas hasta para hacer nuestros zapatos provienen de la misma “fábrica”: la naturaleza.
- Rechazar todos los productos que usan innecesariamente bandejas de telgopor o polietileno y envoltorios plásticos.
- Usar servilletas y repasadores de tela en la cocina.
- Reciclar lo que podamos. Esto significa volver a utilizar los desechos de modo que puedan servir de materia prima para otros productos.
- Evitar la compra de bebidas en lata y que queden arrojadas en la calle o en el campo. Es mejor optar por las botellas retornables. Colaboremos con las instituciones que reciclen latas acercándolas.
- Cada vez que pueda, evitar el uso de plásticos. Todas las botellas de plástico están producidas por PVC y tardan muchos años en desintegrarse. Por otro lado es tóxico: como residuo puede generar dioxinas y furano.
- Lavar en frío o a menos temperatura. Disolver el detergente en polvo antes de iniciar el lavado.
- No poner cosas calientes en la heladera ni en el congelador.
- No colocar la heladera cerca de fuentes de calor (horno, ventana, donde dé el sol).
- Descongelar regularmente.
- No obstruir la ventilación de las rejillas de la heladera. Mantenerlas limpias de polvo.
- Instalar un termostato en la calefacción, y regularlo para temperaturas no excesivamente altas (20-22º C en invierno).
- En el caso del termotanque, regule la temperatura adecuada o sitúe el termostato entre 55-60º C, evitará calentar primero el agua y luego volver a enfriarla mezclándola con agua fría.
- Establecer la regulación de la temperatura de refrigeración de los aires acondicionados en 24º.
- Al comprar una cocina, elegir las de gas en reemplazo de las eléctricas.
- Separar los residuos en secos (envases, papeles y telas) y húmedos y deposítelos en los contenedores diferenciados de su cuadra.
- Evitar las pilas. Use aparatos eléctricos siempre que pueda. Si eso no es posible, utilice pilas recargables.
- En caso de usar las pilas comunes, no las tire a la basura. Los Centros de Gestión y Participación Comunal de la Ciudad cuentan, desde noviembre de 2008, con contendores especiales para disponer pilas y baterías recargables agotadas.
- Apagar la computadora si no se usa por periodos superiores a una hora; o, de no ser viable, el apagado del monitor.
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