- El periodista especializado en Medio Ambiente y ganador de dos premios Ondas, Javier Gregori, considera que "a las grandes empresas no les interesa que seas autosuficiente energéticamente, y es posible a un coste menor que el fijado por la tarifa eléctrica"
- "El 'impuesto al sol' es un despropósito comparable a tener que pagar por coger agua de lluvia", sostiene
- "Las energías renovables nos han puesto en el mapa. En este ámbito España debería abrir su propio mercado"
(eldiario.es) El periodista y escritor especializado en temas de contenido científico y medioambiental, Javier Gregori, lleva más de 25 años informando sobre la conservación de la biodiversidad. En Vitoria-Gasteiz, la única ciudad española distinguida como Green Capital -Premio Capital Verde Europea en reconocimiento a la gestión medioambiental- ha hablado de la aparición de nuevas fuentes de energía alternativas a los combustibles fósiles y de la revolución que supone frente al monopolio del petróleo. Lo ha hecho en las jornadas Periodismo a pie de calle. Este profesional hace un llamamiento a la ciudadanía con la esperanza de que "desde abajo" se inicie el movimiento que mitigue los efectos del cambio climatico. Está convencido de que "la gran llave para frenarlos la tiene el consumidor, no la tiene la política".
Las noticias sobre medio ambiente se van haciendo hueco en las escaletas de informativos incluso en los sumarios, pero rara vez los encabezan o son portada, cuando en un asunto que afecta a toda la ciudadanía sin excepción. ¿Por qué no son noticia más a menudo?
Yo me lo pregunto casi todos los días. Creo que hay varios motivos. Uno de ellos es la deformación profesional. En España, el periodismo que más presencia ha tenido en los medios históricamente es el político, después el de economía y luego se va ya a otros temas. Esa tendencia resta mucha presencia al periodismo medioambiental. Por otra parte, la falsa percepción de muchos periodistas de que la noticia negativa es más noticia, cuando no tiene porqué ser así. De hecho, por ejemplo, en el deporte es al revés. Si España gana una medalla de oro es noticia, en caso contrario no. Entonces piensan que solo las noticias negativas son las que interesan a la gente. Y afortunadamente y en contra de lo que pudiera parecer no hay tantas noticias malas sobre esta temática. Así que las catástrofes, como lo ocurrido con el Prestige, el fenómeno del cambio climático, o accidentes químicos sí copan titulares, pero las buenas noticias que las hay también, no.
Se toman medidas sobre el cambio climático que luego no se cumplen y el tiempo juega en contra del planeta y sus pobladores. ¿Qué espera del encuentro en París en diciembre? ¿Será la última oportunidad para darle la vuelta a la situación?
Sí, es la última oportunidad pero desgraciadamente no va a haber un acuerdo mundial de peso. Va a ser de nuevo un acuerdo de mínimos. Realmente, las cumbres ambientales han entrado en una dinámica que consiste en celebrarse pero sin voluntad real de llegar a un acuerdo global porque esto supondría un recorte drástico de las emisiones de CO2. Esto en la práctica implica dejar el coche en casa o no utilizar tanto carbón ni petróleo y los gobiernos no se quieren enfrentar a ese poderoso 'lobby'. Se está dejando de lado la solución definitiva y se buscan parches mínimos que hacen que el cambio climático explote con toda su dureza. La Cumbre de París no va a ser una excepción. De hecho, no viene los jefes de estado como ocurrió en la Cumbre de Copenhague. No van a estar reunidos en el capital gala Obama o Putin o el presidente chino. Saldrá un acuerdo de mínimos que en la práctica va a quedar en papel mojado.
¿Siente concienciada a la ciudadanía?
Estamos informados, pero concienciados a ratos: cuando hay una campaña de Greenpeace, cuando hay una jornada mundial sobre cambio climático pero luego nos olvidamos. Como demostró el agujero en la capa de ozono, es una decisión personal posicionarse y actuar para mitigar los efectos del cambio climático. En el momento que la gente tomó conciencia de que no se debían comprar sprays con CFC, clorofluorocarbonos, comenzó a solucionarse el problema. El gran 'lobby' no pudo hacer nada ante esa reacción ciudadana. La gran llave para frenar el cambio climático la tiene cada uno de los consumidores. Si todos actuáramos más en conciencia, dejáramos el coche en casa mucho más a menudo, compráramos coches eléctricos o nos desplazáramos mucho más con transportes públicos, y apostáramos por energías renovables en nuestros hogares, al 'lobby' no le quedaría más remedio que adaptarse a esa reacción ciudadana. Es una decisión personal y solo se empezará a parar el cambio climático si cada uno de nosotros, cada ciudadano consumidor actuamos en nuestra esfera.
El 13 de agosto de 2015 nos levantábamos con la noticia de que la humanidad había agotado todos los recursos naturales que la Tierra puede reponer en un año. Ante este exceso de consumo hay sectores que afirman que las medidas puntuales son un parche si no forman parte de un cambio global del modelo económico hacia uno menos basado en la productividad y el crecimiento. ¿Comparte esta visión?
Sí, estoy completamente de acuerdo. Pero también me he dado cuenta después de 26 años recorriendo el planeta con mi actividad periodística de que ese cambio de modelo no va a llegar de arriba a abajo. Tiene que ser de abajo arriba. La gran victoria conseguida con el agujero de la capa de ozono que he mencionado antes, lo demuestra. Solo de abajo arriba vamos a poder cambiar el ‘statu quo’. No solo es que el 'lobby' sea muy poderoso, sino que gran parte de la economía de los países ricos por ejemplo vía impuestos se consigue gracias al consumo de petróleo o del carbón. Cambiar eso no va llegar por vías políticas sino mediante la decisión de los consumidores. ¿Por qué hay en Alemania los tejados solares son 10 veces más que en España, cuando aquí el régimen de insolación es muchísimo más alto? Es una decisión personal.
¿Se irá imponiendo ese modelo porque el planeta no va a dar más de sí como advierten ciertos sectores o es una alarma infundada?
Para nada. La clave está en no llegar a esa situación límite. El tabaco es un buen ejemplo. Hacia finales de los 60 principios de los 70 los médicos comenzaron a advertir de la relación entre tabaco y cáncer de pulmón. La industria tabaquera primero lo negó, luego pagó informes de médicos que salían en la televisión negándolo y después, la evidencia científica se impuso. Esto va a pasar también con el cambio climático. Pero la clave es no llegar a ese límite, controlarlo en la medida de nuestras posibilidades para evitar consecuencias más graves. El cáncer de pulmón es una enfermedad que acaba con la vida de muchas personas en el mundo, ¿tenemos que llegar a esos extremos con el cambio climático para adoptar soluciones? Espero que no pero temo que si no hacemos más presión de abajo a arriba con nuestras decisiones como consumidor y no elegimos a unos políticos más concienciados, vamos mal.
¿Puede que sea tarde?
Sí, vamos tarde para muchos casos. Para el deshielo del Polo Norte, ya es tarde; para la subida del nivel del mar, ya es tarde; para las olas de calor…Si seguimos así los daños van a ser exponenciales. Además actuar ahora es muchos más económico, como se señaló en la Cumbre de Copenhague el famoso informe Stern, frenar ahora el cambio climático que hacerlo dentro de diez años. Pero la clase política está volcada en otros temas porque para ellos este no es un tema a cortoplazo.
En Alemania con la crisis económica se invierte más en I+D, al igual que en Francia, Inglaterra o Estados Unidos. Mientras en España se ha registrado el mayor recorte en este ámbito de la historia de la Democracia.
En su conferencia habla de la revolución energética y las nuevas fuentes de energía menos contaminantes como la solar, la eólica, ¿el abastecimiento estaría garantizado con ellas?
Yo creo que sí siempre que frenemos la demanda. Hay una demanda excesiva de energía. La energía más limpia es la que menos se consume. Ahora en España hay un exceso de oferta para producir electricidad de un 50%. Es decir, con el máximo pico de consumo, la mitad del parque energético español está apagado pero lo estamos pagando porque tiene unos costes añadidos tener las plantas paradas. Reconfiguremos el sistema porque sobran plantas. Eliminemos las más contaminantes, empezando por carbón y la nuclear, que es la más peligros a que existe como ha demostrado Fukushima. Esas hay que quitarlas de entrada y con el 50% restante hemos de priorizar y apostar por las energías más limpias. No creo que sea un problema de precio es un tema de autosuficiencia y libertad. A las grandes empresas no les interesa que seas autosuficiente energéticamente y es posible a un coste menor que la tarifa eléctrica.
Dicen las cooperativas energéticas emergentes que el Gobierno de Rajoy ha cambiado las reglas del juego en la inversión en renovables a propósito y lo ha hecho en connivencia con las grandes eléctricas, ¿lo comparte?
Es evidente. Han llegado incluso a imponer 'el impuesto al sol'. Resulta que si te alimentas de energía solar con tus propios medios y lo viertes a la red, tienes que pagar por dar energía gratis obtenida tras tu inversión. Es un total despropósito comparable a tener que pagar por recoger agua de lluvia bajo el argumento de que la lluvia es suya. Incluso el Gobierno intenta adelantarse a los acontecimientos y ponen impuestos para que el ciudadano no compre instalaciones de autoconsumo. La sospecha de connivencia entre ambas partes está ahí.
La Ley 24/2013, de 26 de diciembre, del Sector Eléctrico establece en su artículo 44 que los consumidores tendrán derecho a “ser suministrados a unos precios fácil y claramente comparables, transparentes y no discriminatorios”. Pero para el ciudadano de a pie descifrar cómo se establece el precio de la luz en este país es casi tan difícil como descubrir la fórmula de la Coca-Cola, ¿no le parece?
La factura eléctrica es la consecuencia de un monopolio de varias empresas que no solo no quieren parar el cambio climático sino que buscan enriquecerse e hipotecar el futuro de España y buena parte de la humanidad porque el cambio climático va a tener consecuencias brutales. Cada vez los pronósticos son peores y a veces los pronósticos se ven superados por la realidad. Estamos hablando de que a finales de siglo islas como Manhattan van a estar inundadas o las playas españolas. Si una de las principales industrias de España es el turismo de sol y playa, yo creo que no se están dando cuenta de lo que nos estamos jugando. España en este campo debería abrir su propio mercado. Las energías renovables nos han puesto en el mapa. El propio Obama destacó el potencial de nuestro país. Ha llegado a ser el tercer país del mundo más importante en el ámbito de las renovables. Nunca hemos sido los terceros en nada industrial o energético. La tecnología española despunta, las plantas más competitivas de energía solar son las españolas. ¿En qué sector inviertes, en uno con futuro que son las renovables, o en sectores contaminantes que no tiene futuro? Esa es la elección.
La gestión de los residuos es otro de los problemas que preocupan o deberían preocupar a los gobiernos.
Sobre todo en el tema nuclear. Es otro de los grandes problemas que vamos a dejar a las generaciones futuras, unos grandes silos con residuos de uranio y plutonio muy contaminantes, cuya radioactividad va a durar miles de años y hasta ahora no sabemos cómo confinarlos. También se duda sobre la fórmula acertada para señalar las formaciones geológicas y que en el futuro, nuevas civilizaciones -qué a saber en qué idioma hablan -sepan detectar que debajo de ciertas montañas están aislados esos residuos tan peligrosos. Es un tema de enorme importancia no resuelto y en cambio estamos produciendo cada día más residuos atómicos.
Usted además de periodista es escritor. Libros de divulgación científica, ¿la inversión en investigación y desarrollo vive sus horas más bajas, ¿ nos pasará factura?
Nos está pasando factura ya. Según el último cálculo de los científicos, estamos en un nivel de inversión del año 2006. Hemos retrocedido una década en investigación científica mientras han seguido progresando todas las naciones desarrolladas. En Alemania con la crisis económica se invierte más en I+D; en Francia; en Inglaterra; en Estados Unidos igual. Tienen claro que para salir de la crisis entre otras cosas hay que innovar y aporta nuevas soluciones. Aquí se ha registrado un 40%de recortes en este ámbito, el mayor de la historia de la democracia.
Fuente: eldiario.es, bajo licencia Creative Commons BY-SA. La fotografía se atribuye a la misma fuente, en el marco de idéntica licencia.
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