El calentamiento global y los riesgos de la geoingeniería

En los últimos cien años se verificó en el planeta una tendencia a un leve aumento de la temperatura media (aproximadamente 0,7 grados). Muchos glaciares se redujeron, algunos de ellos se derritieron del todo. El casquete polar ártico disminuyó notablemente. Es el denominado “calentamiento global”, fenómeno aceptado por la mayoría de los científicos.

Sobre las causas del calentamiento global hay, en cambio, dos líneas de pensamiento. La corriente “gubernativa y mass-mediática” tiende a imputar el calentamiento global a las actividades humanas (contaminación, deforestación, etc.). Hay, además, otra línea de pensamiento que sostiene que las actividades humanas inciden muy poco (menos del 1%) en el calentamiento global, que por el contrario sería causado por fenómenos naturales, particularmente por el aumento cíclico de la actividad solar.

Quienes sostienen la segunda tesis creen también que el problema del calentamiento global presentado por los medios de comunicación como efecto de las actividades humanas fue creado ad hoc, con fines no precisamente éticos. Estos objetivos ocultos serían: obtener fondos millonarios que se destinarían a la investigación climática con objetivos no siempre claros; perseguir crear un control mundial de los países que más contaminan y también de aquellos en vía de desarrollo por medio del sistema de los bonos de carbono; intentar desviar los fondos y la investigación hacia la energía nuclear (que no produce dióxido de carbono, pero sí otros gravísimos riesgos).

En mi opinión, es muy probable que el calentamiento global que se ha verificado haya sido inducido principalmente por causas naturales cíclicas, aunque no hay duda de que las actividades humanas tienen un peso importante en el aumento del dióxido de carbono. Mil millones de vehículos en circulación contaminando diariamente y miles de fábricas presentes en el planeta no son poca cosa. Es indudable que nuestra conducta debe cambiar y que debemos encaminarnos hacia una economía verde que no esté basada en el exceso de dependencia de los hidrocarburos.

Quienes sostienen la segunda tesis, que piensan que el calentamiento global no es causado por las actividades humanas, indican que hay otro motivo oculto, que según ellos estaría a la base del bombardeo de los medios de comunicación con el fin de que la gente acepte que hay que oponerse con cualquier medio al “desastre del calentamiento global” que estaría por llegar.
En efecto, desde hace unos 15 años, los medios de comunicación del planeta están haciendo ver como catastróficos fenómenos naturales normales, atribuyéndolos indirectamente al calentamiento global. Es así como un huracán en las costas de Florida o una inundación en el interior de China se convierten en hechos provocados por el calentamiento global y específicamente por la conducta contaminante de nosotros los seres humanos. Todo eso incita a aceptar un proceso en curso, llamado geoingeniería, que llevaría nuevamente a la Tierra a un equilibrio, eliminando los riesgos del calentamiento global.

¿Qué se entiende exactamente por geoingeniería?

La geoingeniería o ingeniería climática se define como la intervención deliberada del hombre en el clima de la Tierra para reducir los efectos del calentamiento global (definición de la Royal Society, academia inglesa de las ciencias), (1).

También según la Royal Society, los objetivos principales de la geoingeniería deberían ser la remoción del dióxido de carbono de la atmósfera y las técnicas de gestión de la radiación solar.
Los institutos que estudian y aplican los métodos de la geoingeniería son varios, pero los más importantes son la NASA, la Royal Society y el Instituto de ingeniería mecánica de Londres.
Los métodos que se están estudiando y que se están ganando la aceptación de la opinión pública, que los va considerando “necesarios”, son numerosos.

Por ejemplo, la “stratospheric sulfate aerosols” que podría traducirse por “irrigación de la estratósfera con ácidos sulfúricos”. “Según el Consejo de Relaciones Exteriores” (CFR), “un kilogramo de azufre que se pone en la estratósfera (por medio de aviones o globos sonda), podría reducir los efectos de cientos de toneladas de dióxido de carbono (2).

Según quienes apoyan tal proceso, el ácido sulfúrico, combinándose con el agua, formaría H2SO4, un “aerosol” o “gas de partículas” que reduciría la radiación solar. Los riesgos de esta práctica serían considerables, como por ejemplo, la reducción de la capa de ozono, el oscurecimiento del cielo, efectos en las nubes, efectos no especificados en el ecosistema.

El científico canadiense David Keith propuso irrigar la estratósfera con nanopartículas de aluminio y bario, con el fin de reducir la radiación solar. ¿Cuáles podrían ser las consecuencias para la salud de los seres humanos y de los animales después de tal irrigación “benéfica”?

La idea de gestionar la radiación solar y reducirla a nuestro gusto se basa en varias técnicas, no sólo en los aerosoles estratosféricos. Otro proceso poco conocido es la llamada “reflectiveness of clouds”, o bien, reflectividad de las nubes. En otras palabras, es un proceso para incrementar la reflexión de las nubes, con el fin de que reflejen la radiación solar. Modificando la reflexión de las nubes, se modifica a la vez el albedo de la Tierra.

Para esto hay varias técnicas, como por ejemplo la propuesta por Stephen Salter, que funciona rociando agua de mar en la atmósfera. Los núcleos de condensación creados por la nebulización cambiarían la distribución de las dimensiones de las gotas existentes en las nubes para volverlas más blancas y, por tanto, incrementar su reflexión (3).

Hay también una técnica llamada “excitación ultrasónica de un líquido”, según la cual el océano se “excitaría” con oportunos ultrasonidos y luego de la formación de ondas, las partículas producidas llegarían a la atmósfera.

Otra técnica es la de “mejorar el ciclo natural del azufre” irrigando porciones del Océano Antártico con partículas de hierro que permitirían aumentar la producción de sulfato de dimetilo y, por tanto, la reflexión de las nubes. Esta debería reducir el derretimiento de los hielos antárticos, pero los efectos secundarios en el ecosistema del Océano Antártico no se conocen.(4).
Otra metodología para reducir la radiación solar es la inseminación de las nubes (cloud seeding).

Estas técnicas tienen el fin de modificar la estructura y las dimensiones de las nubes y las precipitaciones a través de la dispersión de sustancias químicas en la atmósfera (5).
La sustancia química mayormente usada para la irrigación es el yoduro de plata. Esta sustancia puede causar daños permanentes en los seres humanos y en los animales, y también sus efectos en las plantas pueden ser dañinos, si no catastróficos Otra técnica para manejar la radiación solar es la deforestación de zonas situadas a latitudes elevadas (donde haya nieve en el suelo), ya que el suelo nevado privado de árboles refleja mejor la radiación solar.

Hay, además, proyectos de ciencia ficción como el de posicionar enormes pero delgadísimos lentes entre el Sol y la Tierra (6), pero por ahora tales proyectos están sólo en el papel.

Otra técnica de geoingeniería, que según quienes apoyan tales prácticas llevaría a la reducción del calentamiento global, es la llamada “remoción del dióxido de carbono”. Hay varias técnicas que están incluidas en la remoción del carbono, la primera de las cuales es la llamada Bio-energía con captura y almacenamiento del carbono. El CO2 puede ser capturado por los ríos de combustión disolviéndose en un solvente químico adecuado, o más bien el combustible puede ser convertido antes de la combustión en una mezcla de hidrógeno y dióxido de carbono.

Estos procesos de almacenamiento del dióxido de carbono son peligrosos porque la liberación imprevista de masas cuantitativas de CO2 es catastrófico (véase el desastre natural del Lago Nyos en Camerún). Luego está la creación del llamado suelo Biochar, obtenido de la descomposición de biomasas (no confundir con la terra preta amazónica, que se originó por procesos antrópicos, no químicos). Este particular tipo de suelo absorbería dióxido de carbono.

Otra técnica de remoción del carbono es la llamada “fertilización de los océanos” (7), por medio de la cual se estimularía la producción de fitoplancton.
Una de las tecnologías usadas para la fertilización de los océanos es la irrigación de hierro en los mares, que aumentando la producción de fitoplancton contribuiría a la eliminación de dióxido de carbono. Todo eso ha generado también oportunidades financieras ya que los créditos del carbono pueden ser vendidos en el mercado (8). Las críticas a estas técnicas son muchas: por ejemplo, el aumento exponencial de las algas que podrían ser nocivas para el ecosistema.

Como se ve, si bien muchos de estos proyectos están solamente en fase de estudio, la geoingeniería es una realidad que no se puede negar.
Es cierto que el calentamiento global está en acto, pero las causas no son claras y ciertamente no parece ético proceder con técnicas de modificación y control del clima para buscar reducir el dióxido de carbono de la atmósfera. Hubo muchas críticas a la geoingeniería, como por ejemplo las del profesor en Ciencias Geofísicas Raymond T. Pierrehumbert. Según los críticos de la geoingeniería, los efectos de tales prácticas, además de no ser éticos, podrían ser dañinos para el ecosistema.

Agrego que el hombre está realmente “jugando con el fuego” al sacar adelante técnicas de modificación y control climático con consecuencias imprevisibles. Aunque nuestra existencia en el planeta corresponde, en la escala del tiempo, a una fracción infinitesimal de la Historia de la Tierra, algunos de nosotros se sienten autorizados a llevar a cabo proyectos de control y modificación climática a gran escala, con consecuencias imprevisibles (entre las cuales: reducción del ozono, sequías y daños irreparables en ecosistemas delicados como los de las selvas tropicales).

Hay otro aspecto de la geoingeniería, a saber, el uso de tales técnicas como armas mortales- La “Convención sobre la modificación del ambiente” (Environmental Modification Convention, 1977) prohíbe formalmente el uso de la geoingeniería con objetivos militares o políticos. El riesgo de que estos estudios sean destinados a refinar las técnicas de geoingeniería militar persiste. Las técnicas de geoingeniería podrían ser utilizadas como armas masivas de destrucción por causar sequías, inundaciones en algunas zonas del mundo, desestabilizando y obligando a los pueblos que viven allí a aceptar un control externo (9).

En realidad, la geoingeniería ya fue utilizada como arma varias veces en los últimos años (véase por ejemplo la Operación Popeye). Lo que se desea es que se abandonen estas formas de control del clima, no sólo por razones éticas y religiosas, sino sobre todo porque podrían desembocar en resultados todavía más dañinos que el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera.

Lo que en cambio podríamos hacer, es regresar gradualmente a técnicas de agricultura biológica, evitar ser fuertemente independientes de los combustibles fósiles, incentivar el uso de energías alternativas, limitar el consumo excesivo de carne bovina, evitar las técnicas de ingeniería genética en la agricultura (OGM).

Todo eso favorecería un gradual retorno a aquel equilibrio entre hombre y naturaleza que había en el pasado. La geoingeniería es sólo uno de los procesos globales que los medios de comunicación quieren hacer aceptar como buenos, útiles y necesarios.

Por el contrario, es necesario y urgente, en mi opinión, rencontrarnos a nosotros mismos y restablecer la relación de simbiosis entre hombre y naturaleza que hoy está casi del todo perdida.

Fuente: Yuri Leveratto (www.yurileveratto.com)

Internetgrafía:

(1) http://royalsociety.org/uploadedFiles/Royal_Society_Content/policy/publications/2009/8693.pdf
(2) http://www.cfr.org/climate-change/geoengineering-option/p18635
(3) http://rsta.royalsocietypublishing.org/content/366/1882/3989.full
(4) http://www.pmel.noaa.gov/pubs/outstand/bate1229/estimate.shtml
(5) http://en.wikipedia.org/wiki/Cloud_Seeding
(6) http://en.wikipedia.org/wiki/Space_sunshade
(7) http://www.agu.org/pubs/crossref/2004/2000JC000321.shtml
(8) http://www.nytimes.com/2007/05/01/business/01plankton.html
(9) http://www.foreignpolicy.com/articles/2008/01/27/battlefield_earth

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