RUSUTSU, Japón.- Sin llegar a un acuerdo con sus pares de las economías emergentes, los líderes de los países más ricos del mundo no lograron ayer pactar metas concretas de mediano plazo para reducir los gases de efecto invernadero y profundizar la lucha contra el calentamiento del planeta.
"Los líderes de las principales economías del mundo, tanto desarrolladas como en desarrollo, se comprometen a combatir el cambio climático de acuerdo con responsabilidades comunes pero diferenciadas", consignó la declaración final a la que se llegó el último día de la cumbre del Grupo de los Ocho países más industrializados (G-8), a la que fueron invitados otros ocho Estados.
El anuncio surgió horas después de que el G-8, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia, respaldara la meta de reducir los gases invernadero a la mitad para 2050, -compromiso que sigue en pie- como parte de un acuerdo más amplio que deberá ser negociado por la ONU a fines del próximo año en la cumbre de Copenhague.
Sin embargo, el G-8, junto con México Brasil, China, la India y Sudáfrica (el G-5, de países emergentes) más Australia, Corea del Sur e Indonesia discreparon sobre las metas de largo plazo para reducir las emisiones contaminantes. En principio, los países emergentes se negaron a aceptar la eliminación de un 50% de los gases para 2050.
China y la India habían criticado que la declaración no aclarara cuáles son los compromisos de los países ricos; el G-5 considera que ellos tienen una responsabilidad histórica en el calentamiento del planeta y que su promesa de reducción de emisiones no basta. El G-5 reclamó a los países industrializados que sus niveles de emisiones se redujeran entre el 80% y el 95% para 2050 y que se comprometieran a bajar de 25% a 40% sus emisiones para 2020.
En los hechos y hasta la próxima cumbre, el G-8 no adoptará en bloque medidas a mediano plazo, pero cada Estado aceptó instrumentar iniciativas en sus respectivos países. Los 16 países dijeron apoyar "una visión compartida para una cooperación, incluida una meta global a largo plazo para la reducción de emisiones. Lograr nuestra meta global a largo plazo requiere sus respectivas metas a mediano plazo" de parte de los países ricos, sin establecer un calendario.
"El éxito o el fracaso de todo el acuerdo se decidirá por las metas a mediano plazo", afirmó la canciller alemana Angela Merkel, que anteayer consiguió que Estados Unidos, por primera vez en la historia, aceptara un compromiso global y vinculante sobre un acuerdo climático.
Estados Unidos, que acusa a China de ser el principal contaminador del mundo, insistió en que la reunión representó un avance. "Para enfrentar el cambio climático, todas las economías importantes deben estar en la mesa y eso es lo que ocurrió hoy [por ayer]", dijo el presidente norteamericano George W. Bush, patrocinador del MEM, cuyos miembros emiten el 80% de los gases de invernadero.
Su par chino, Hu Jintao, dijo que las naciones ricas deben ser las primeras en reducir las emisiones, además de transferir tecnología y apoyo financiero a las economías emergentes para reducir las emisiones. Por su parte, el primer ministro indio, Manmohan Singh, advirtió: "La India no puede, en este momento, considerar restricciones cuantitativas en nuestras emisiones".
Tanto China como la India evitaron comprometerse con la meta del G-8 para 2050. Las críticas de la ONG defensoras del medio ambiente no se hicieron esperar. "El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus sigla en inglés) encuentra patético que sigan eludiendo su responsabilidad histórica", expresó el grupo en un comunicado. "En los asuntos que importan, como las metas de reducción de emisiones de los países ricos para 2020, la declaración es mortalmente silenciosa", lamentó Daniel Mittler, de Greenpeace.
El primer ministro japonés, Yasuo Fukuda, dijo que se logró "impulsar las negociaciones sobre el clima en el marco de la ONU", en alusión al tratado que debe estar listo dentro de un año y medio para sustituir al Protocolo de Kyoto, que expira en 2012.
FUENTE: La Nación, Jueves 10.07.2008.-
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