Dicho y hecho. El problema internacional de financiamiento no es el único drama que afecta a empresas particulares y organismos fiscales en todos los continentes. Desde el momento en que no hay recursos frescos para seguir gastando en una vida moderna, se da la mirada a las posibilidades de vivir de acuerdo con la naturaleza, pero he aquí que ella también presenta su crisis.
Es entonces cuando nos podemos dar cuenta que el interés, de índole positiva, puede llegar a ser de índole negativa como “Muchas de las acciones necesarias para reducir las emisiones en la región y adaptarse al cambio climático tienen sentido desde la perspectiva económica y social, y con frecuencia también desde la perspectiva financiera, independientemente de consideraciones de cambio climático”.
Es lo que dice “Desarrollo con menos carbono: Respuestas latinoamericanas al desafío del cambio climático”. Es el titulo del reporte 2008 del Banco Mundial sobre América Latina y el Caribe (ALC), en él cual se analizan las repercusiones del cambio climático en la región y lo que puede hacer ésta para prevenir sus efectos, tanto unilateralmente como a partir de los incentivos que surjan de acuerdo mundial sobre cambio climático que negociará las Naciones Unidas el próximo año en Copenhague.
La región ha experimentado con nuevas tecnologías y enfoques innovadores para reducir las emisiones, como por ejemplo:
* En México, la Estrategia Nacional de Cambio Climático 2007 adopta objetivos voluntarios a de largo plazo. En el sector energético, la estrategia identifica un potencial de mitigación total de 107 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en 2014, equivalentes a una reducción de 21% respecto de un escenario sin cambios.
* Brasil avanza hacia la independencia energética a través de un fuerte aumento de las fuentes de energía alternativas, energía hidroeléctrica, etanol y biodiesel). Su producción de etanol extraído de la caña de azúcar es sostenible tanto en términos financieros como ambientales y sin contribuir al desvío de tierras destinadas a los cultivos alimentarios.
* Políticas de transporte público amigables con el medio ambiente que primero se pusieron en práctica en Curitiba (Brasil) y posteriormente se replicaron a mayor escala en Bogotá (Colombia), ahora se ejecutan en docenas de ciudades de la región.
* Costa Rica ha recibido reconocimiento mundial por sus esfuerzos para fijar un valor financiero a la preservación de los ecosistemas, a través de varias iniciativas de “pago por servicios ambientales”.
* Argentina avanza con sistemas de energía renovable en zonas rurales, que proporcionan electricidad confiable a precios que están al alcance de las comunidades e inciden positivamente en la productividad y el empleo en el campo.
Por supuesto que Chile no está ajeno a estas iniciativas. Un reporte de Radio Cooperativa fechado el viernes 5 de diciembre de 2008, señala que El Plan de Acción Nacional de Cambio Climático "será una herramienta orientadora para el sector productivo, académico y organismos no gubernamentales, al señalar las materias relevantes que deberán ser asumidas por el conjunto de la sociedad para enfrentar los impactos derivados del cambio climático. Hay una larga lista de acciones a seguir, a las que, claro está, se puede criticar hasta con un simple: "Del dicho al hecho no hay poco trecho". Las acciones de corto plazo más relevantes que se llevarán a cabo en el marco de este plan son:
1. Se fortalecerán y crearán nuevas capacidades para enfrentar la Fiebre Amarilla, Dengue y Malaria y vectores tales como mosquitos Aedes y Anopheles.
2. Creación del Centro de Investigación del Agua en la Región de Atacama.
3. Construcción de un inventario de glaciares, instalación de redes de monitoreo y elaboración de la Estrategia para la Gestión y Manejo de Glaciares.
4. Impulsar la construcción de plantas desalinizadoras para proveer de agua potable a ciudades del Norte Grande. La primera de estas iniciativas se desarrollará en Arica.
5. Aumentar al 50 por ciento la superficie regada del país mediante el programa de construcción de nuevos embalses.
6. Mejorar la capacidad de predicción y respuesta ante las emergencias hidrológicas por crecidas destructivas de los cauces naturales, a través de la reparación y reposición de puentes (240 en el período 2009-2014), de la construcción de puentes nuevos (180 en el período 2009-2020) y el aumento en la disponibilidad de los puentes mecanos.
7. Desarrollar nuevas variedades para el sector agrícola y forestal adaptadas al cambio climático.
8. Aprovechar el potencial bioenergético de residuos y desechos de los principales productos del sector silvoagropecuario.
9. Crear y poner en marcha consorcios para la investigación aplicada en biocombustibles de segunda generación, por un monto de 7 mil millones de pesos.
10. Ejecutar el fondo de garantía estatal para inversión en energías renovables y eficiencia energética, por un monto de US$ 400 millones.
11. Impulsar la instalación de sistemas solares térmicos o para la generación de electricidad, en los sectores público, comercial, residencial e industrial. Como punto de partida, se encuentra en trámite un proyecto de ley que impulsa la instalación de sistemas solares térmicos de agua caliente sanitaria en viviendas nuevas, a través de una franquicia tributaria.
12. Crear el Centro de Energías Renovables con un monto inicial de 700 millones de pesos en 2009.
13. Implementar la "Política para Biocombustibles en Chile", que considera la incorporación de éstos como una alternativa a los combustibles fósiles.
14. Determinar anualmente las emisiones de la minería del cobre, principal actividad de la economía nacional que representa el 32,7% del consumo eléctrico del país.
15. Determinar la cantidad de emisiones generadas en el proceso de producción y transporte a los mercados externos (huella de carbono) de los productos de exportación silvoagropecuaria.
16. Poner en marcha un sistema de etiquetado que informe a los consumidores sobre el rendimiento y los niveles de emisión de CO2 de los vehículos nuevos.
17. Desarrollar incentivos para la utilización de vehículos más eficientes energéticamente, como los vehículos híbridos o eléctricos.
18. Proveer la infraestructura y seguridad necesarias para el uso masivo y habitual de la bicicleta como medio de transporte.
Volvamos al antecitado informe del Banco Mundial y tendremos presente que para sus analistas, algunas impactos críticos del cambio climático en América Latina y el Caribe pueden ser los siguientes:
* Al 2100, la productividad agrícola podría caer entre 12% y 50%.
* En México, entre 30% y 85% de las granjas podrían enfrentar la pérdida total de su productividad económica en 2100.
* Los desastres naturales resultantes de fenómenos climáticos (tormentas, sequías e inundaciones) tienen un costo promedio de 0,6% del PIB en los países afectados.
* Varios glaciares andinos desaparecerán dentro de los próximos 20 años afectando el suministro de agua de 77 millones de personas en el año 2020.
* Los corales del Caribe se blanquearán y eventualmente morirán. Desde 1980, un 30% de los bancos de corales ya ha muerto y todos podrían desaparecer en el año 2060.
* El riesgo de dengue, paludismo y otras enfermedades infeccionas aumenta en algunas zonas, especialmente en Colombia.
* El bosque pluvial del Amazonas podría disminuir en 20% a 80% si las temperaturas aumentan entre 2ºC a 3ºC.
* Se proyectan grandes pérdidas de biodiversidad en México, Argentina, Bolivia, Chile y Brasil.
Pero no se olvide que, "hablar de justicia climática, no es tan solo hablar al cambio climático. Sino de la necesidad de mitigar el efecto sobre quienes son mayormente impactados, como el sector rural y campesino y los pueblos indígenas”. Palabras de Malú Sierra, de Defensores del Bosque Chileno, en una declaración publicada en la edición internet del diario El Ciudadano el domingo 23 de noviembre de 2008. En ella, se agrega que Chile es un país altamente vulnerable al cambio climático, debido a la presencia de zonas costeras bajas y extensas, zonas áridas y semiáridas, áreas susceptibles a la deforestación o erosión, áreas urbanas altamente contaminadas, así como ecosistemas frágiles y fragmentados. Ante este escenario, la Alianza por la Justicia Climática desarrollará un trabajo de seguimiento a las políticas públicas desplegadas por el gobierno y generará acciones ciudadanas asociadas al combate del calentamiento global y sus principales causas y consecuencias, como la emisión de gases de efecto invernadero y el impactos sobre principales poblaciones afectadas y su adaptación. La Alianza por la Justicia Climática está integrada por Acción Ecológica; ANAMURI; Chile Sustentable; CODEFF – Amigos de la Tierra Chile; Defensores del Bosque Chileno; EA Acción por la Tierra; EcoUchile (estudiantes U. de Chile); Fiscalía del Medio Ambiente FIMA; Instituto de Ecología Política IEP; Observatorio Ciudadano; Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales OLCA; Red de Jóvenes Investigadores ante el Cambio Climático; Recicla UC (estudiantes UC); Red de Defensa de la Pre-cordillera de Santiago.
Fuente: publicado en http://blogpublimetro.bligoo.com bajo licencia CC.
pVínculos recomendados: www.worldbank.org/gep2009 y http://www.codeff.cl/
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