La prensa mundial anuncia a bombo y platillo la recuperación económica de China, amparándose en el crecimiento de su PIB en un 8,9% durante el tercer trimestre de 2009. El fondo de este cacareo, no es más que una estrategia de estabilización psicológica de los mercados, proyectando la ilusión de que la crisis está llegando a su fin. Ante esta falacia es imprescindible aclarar dos cuestiones:
Primero: el PIB es un indicador profundamente parcial, que en modo alguno refleja la calidad del desarrollo económico, la distribución de la riqueza, su sostenibilidad en el tiempo y su compatibilidad ambiental.
La prensa mundial anuncia a bombo y platillo la recuperación económica de China, amparándose en el crecimiento de su PIB en un 8,9% durante el tercer trimestre de 2009. El fondo de este cacareo, no es más que una estrategia de estabilización psicológica de los mercados, proyectando la ilusión de que la crisis está llegando a su fin. Ante esta falacia es imprescindible aclarar dos cuestiones:
Primero: el PIB es un indicador profundamente parcial, que en modo alguno refleja la calidad del desarrollo económico, la distribución de la riqueza, su sostenibilidad en el tiempo y su compatibilidad ambiental.
Segundo: Se pone en la idea de crecimiento, la esperanza para la recuperación económica, lo que es de una falsedad tan profunda como inconsistente. No podemos seguir ciegos: es una falsedad mantener la idea de crecimiento infinito en un planeta de recursos finitos.
Lo de China es el modelo seguido desde el resto del mundo. Buena muestra de esto es el PEIT, en España. A través del Plan Estatal de Infraestructuras y Transportes, se intenta buscar una salida momentánea que tendrá nefastas consecuencias sociales y ambientales. Sin embargo, las soluciones transitan senderos bien diferentes: racionalizar el consumo de bienes y servicios en función de las posibilidades que nos ofrece el planeta.
Fuente: comentario de actualidad en ecologistas en acción (cc)
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