En el marco del XIII Congreso Forestal Mundial, se realizó hoy en Buenos Aires la Sesión Plenaria “Bosques y “Biodiversidad” que contó con la disertación del Subdirector General de la IUCN, William Jackson, del Director del Programa Internacional de Bosques, Rodney Taylor; de Jane Goodall, Directora del Instituto que lleva su nombre; y del Director del Instituto Internacional de Bosques Tropicales, Servicio Forestal de los Estados Unidos, Ariel Lugo.
Taylor se mostró sumamente preocupado por los elevados índices de consumo actuales que afectan el ecosistema. “Si seguimos a los niveles actuales de consumo vamos a necesitar tres plantes para vivir”. Además, aseguró que la biodiversidad forestal está en rápida declinación. En este sentido, explicó que el informe del “Planeta Vivo” presenta dos parámetros globales: La tendencia de la diversidad biológica se muestra alarmante, ya que en los últimos 35 años el índice ha caído en un 30 por ciento, lo que representa una caída sin precedentes en la historia.
El segundo parámetro es la huella ecológica humana, que compara el consumo humano de recursos naturales con la capacidad biológica de la tierra de producir estos recursos y absorber los desechos que genera. Actualmente, la huella ecológica de la humanidad excede la capacidad regenerativa del planeta en un 30 por ciento aproximadamente.
“Esto ya es un gran débito para las generaciones futuras. Si la población del mundo disfrutara del mismo consumo de los países de la OCDE necesitaríamos 3 planetas para poder abastecerlo”, advirtió Taylor.
Para mantener la biodiversidad tenemos que cerrar la brecha entre la demanda humana y la bio capacidad del planeta.
Sin embargo, tenemos que encarar las dos amenazas más importantes: El cambio climático y la desforestación. Hay una estrecha relación entre el clima y la biodiversidad, por un lado el clima es una amenaza a la biodiversidad y por el otro ésta es una solución de la problemática climática.
“Mantener los ecosistemas forestales a través de la conservación y la mejora en el manejo de los bosques es clave para la mitigación de las emisiones de gas de efecto invernadero”, expresó Taylor.
El Foro de Copenhague, del cual participarán los países más ricos, se realizará en diciembre e intentará buscar la manera de reducir emisiones en un 40 por ciento en el 2020. Además, deben brindar apoyo financiero de 160 mil millones de dólares anuales a los países en vías de desarrollo.
Taylor también explicó que la desforestación es el problema fundamental detrás de la pérdida de biodiversidad y de las emisiones de gas con efecto invernadero. La tasa de pérdida de bosques continúa siendo alarmante: 13 millones de hectáreas por año, o 36 canchas de fútbol por minuto. La pérdida neta de bosques es de 7,3 millones de hectáreas por año.
Sin embargo, algunos países adoptaron medidas exitosas para detener este fenómeno: Programa del Área Protegida Regional del Amazonas; la Declaración del Corazón de Borneo; y la Ley de deforestación Cero, en Paraguay.
“En la Argentina, si se implementa correctamente la Ley Forestal será un paso importante hacia la reducción de desforestación”, dijo Taylor, quien agregó que “tenemos que unirnos para vencer el desafío que nos presenta la desforestación. Desforestación cero para 2020 es el objetivo. Pero esto no implica que no haya desforestación alguna, sino que ésta se reduzca y que se compensar mediante la reforestación y la forestación de tierra degradada. La desforestación cero se puede lograr para 2020 pero si todos nos abocamos a ello: el sector forestal, la agricultura, la energía y las finanzas”.
Por último, Taylor sostuvo que los países ricos pueden aportar fondos para ayudar a los países en desarrollo en sus esfuerzos de reducción de desforestación a través de las iniciativas REDD,y que hay que fomentar prácticas de producción y compra responsable para los productos agrícolas y forestales, tales como mantener valores de conservación alto y respetar los intereses de las comunidades originarias.
Por su parte, Jackson expuso un nuevo concepto de cambio. A partir de esa premisa, se preguntó cómo abordar el cambio climático, por un lado, y cómo abordar la reducción de la pobreza, por el otro.
“Ahora más que nunca tenemos que demostrar que la biodiversidad forestal y los servicios del ecosistema ambiental que proporciona la misma, aportan soluciones verdaderas a los cambios tan crecientes a que nos enfrentamos” opinó Jackson.
El Subdirector General de IUCN dijo que hoy más que nunca necesitamos una comprensión más amplia de la gestión sustentable, de cómo se puede implementar y de cómo puede ser utilizada, para poder mejorar el cambio.
Para gestionar el cambio, consideró 4 aspectos relevantes:
1. Elección de la sociedad: Que los bosques sean manejados y gestionados por las sociedades y que éstas puedan tomar las decisiones. Hay que incluir a todos los actores y sectores involucrados porque las elecciones deben estar basadas en la voluntad de la sociedad, con el conocimiento de las implicancias para el bienestar humano pero también para la integridad ecológica.
2. Derechos: Posibilidad de tener un lugar en la mesa de negociación adonde se toman las decisiones sobre los recursos naturales que tengan sentido para las comunidades a las que pertenecen estos bosques. Cualquiera que sea la agenda que las comunidades decidan para sus bosques tiene que tener sentido para ellas. En este enfoque de derechos los bosques y las comunidades indígenas y locales son el núcleo de preocupación.
3. Mercados: El buen funcionamiento de los mercados es indispensable para la conservación y gestión de los bosques. Lamentablemente, muchas veces los mercados disponibles no son los que se benefician con la biodiversidad. Hay que encontrar oportunidades en el mercado que no solamente promuevan el uso sustentable de los bosques, sino que permitan que las economías crezcan y que los más pobres de las comunidades puedan mejorar sus perspectivas de vida. La mayoría de los actores del sector forestal no tiene posibilidad de tener al acceso al crédito y a las certificaciones.
4. Resilencia y restauración: La resilencia tiene que ver con la capacidad de los bosques de adaptarse al cambio (que tiene 3 elementos: la persistencia, o sea la habilidad de los ecosistemas de absorber los shocks; la adaptabilidad de la gente de manejar los ecosistemas, y la transformabilidad). Por su parte, la restauración es un enfoque innovador. Hay que lograr la resilencia de los bosques mediante la restauración.
“Todo esto hay que ponerlo en práctica, es decir, reducir las emisiones de la desforestación y degradación. En la actualidad, el mundo está luchando no solamente para encontrar soluciones a largo plazo respecto del cambio climático, sino también cómo podemos de forma realista establecer la base de los efectos invernaderos en una o dos décadas”, dijo Jackson.
Para concluir, el disertante expresó que el cambio climático ha catapultado a los bosques en la agenda internacional. “Tenemos que captar este momento para poder conservar el desarrollo sustentable de los bosques y el sustento de la gente que depende de éstos”.
Mientras tanto, Goodall explicó que desde que empezó a trabajar con los chimpancés en la década del 60 las cantidades han disminuido en todas partes, incluso algunas especies han desaparecido.
“Hace 3 meses estuve en Groenlandia contemplando las grandes capas de hielo: Me pareció que la tierra lloraba pidiendo ayuda. Sentí una profunda desesperación. Tenemos que hacer algo para reducir el calentamiento global”.
Goodall recordó que el crecimiento del nivel del mar pone en riesgo a cientos de poblaciones en todo el mundo. Las emisiones de gas pueden reducirse protegiendo los bosques tropicales. “El uso de las tierras para producir bio combustibles empeorarán las cosas. Ningún bosque puede ser sano si las especies animales que son parte del ecosistema siguen desapareciendo. Un bosque sin animales muere” consideró la primatóloga.
Asimismo, explicó que desde el Programa Jane Goodall se intenta mejorar la vida de la gente “en una forma ambientalmente sustentable”.
El Programa REDD es sumamente importante porque permite que los fondos puedan llegar a los gobiernos pero también a las comunidades locales. Capacitamos a las comunidades locales en controlar sus bosques, de manera que sean elegibles para los proyectos de REDD.
“Ha habido una desconexión entre el cerebro y el corazón humanos, por eso hay que apuntar a los jóvenes”. Así como construimos barreras entre las culturas, religiones y naciones, también entre nosotros y el mundo natural. No somos los únicos seres en el planeta con sentimientos, con mente, con personalidad. Depende de nosotros aunar los esfuerzos en torno de este tema.
Necesitamos crear un mundo distinto, en el cual aprendamos a vivir en armonía, con la naturaleza, con otras especies animales. Piensen en nuestras propias acciones porque cada uno afecta el mundo que nos rodea.
Por último, hizo uso de la palabra el Director del Instituto Internacional de Bosques Tropicales, Servicio Forestal de los Estados Unidos, Ariel Lugo, quien recordó que los disertantes hablaron de los efectos que tienen los seres humanos sobre la tierra, que estamos afectando casi la mitad de la superficie del mundo, cambiando la composición de la atmósfera con la concentración de gases, entre otros aspectos. “Estamos convirtiendo a la tierra a algo nuevo, a algo a lo que el planeta no está acostumbrado: Al uso industrial y organizado”.
El dominio humano de la tierra hay que estudiarlo en detalle. Nosotros observamos que existen las perturbaciones naturales que afectan a la estructura y la función de los ecosistemas. Las mismas son predecibles y cíclicas. También aparecen las ciudades que crean terrenos secos por el uso del agua. Este es el efecto del ser humano.
Los ecologistas están empezando a estudiar las perturbaciones antropogénicas, pero todavía no prestan atención a la sinergia. Si a esto le agregamos el cambio climático lo que hacemos es introducir direccionalidad a la tierra, en lugar de tener un ambiente, la evolución de un ecosistema y la adaptación a las nuevas condiciones, tenemos una dirección particular que nadie sabe cuál será.
“Los seres humanos cambiamos las condiciones”.
Tenemos una visión del futuro cuando vemos este nuevo mundo: Invasión de especies, niveles catastróficos de extinciones, y la perturbación de los sistemas de los ecosistemas.
Hemos sobreestimado la rapidez de la extinción de las especies. Producto de los cambios acaecidos en los últimos tiempos han surgido ecosistemas nóveles, lo que demuestra que la naturaleza responde a las modificaciones que introduce el ser humano en el medio ambiente.
En Puerto Rico el 90% de nuestros bosques son nóveles, tienen una composición de especies diferente de la original.
“La biodiversidad mundial está en movimiento en dos planos: a nivel ecológico en proporción al cambio climático y también a nivel evolutivo. Hay que considerar estos cambios para planificar la estrategia del nuevo siglo”.
Lugo, además destacó la importancia de la resilencia como herramienta de los bosques frente a la actividad humana.
“El reto más importante al que nos enfrentamos en un futuro muy cercano es pensar qué vamos a hacer con menos petróleo. Hay que empezar a pensar en la sustentabilidad en una manera próspera, seguramente será el tema del próximo Congreso”, concluyó Lugo.
Fuente: extraído de la gacetilla de la sesión plenaria "Bosques y Biodiversidad", cortesía de la oficina de prensa de CFM 2009.
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