Revisando el Protocolo de Kyoto

"El mundo ha cambiado y nosotros debemos cambiar con él" fueron las sabias palabras de Obama en su discurso inaugural. En consecuencia, como el mundo ha cambiado los instrumentos que necesitamos hoy en día, como aquellos para combatir el calentamiento global, también deben cambiar.

El Protocolo de Kioto fue elaborado en 1997, es decir en una época en la que había mucho escepticismo respecto al calentamiento global, había entonces una sostenida propaganda, en gran medida difundida por las compañías petroleras en contra del origen antropogénico del calentamiento de la atmósfera. Mientras que hoy el derretimiento de los polos es una prueba irrefutable de que este fenómeno está sucediendo y mucho más rápido de lo que predecían los modelos climáticos más pesimistas del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
Por eso este Protocolo estableció para los países industrializados metas de reducción de gases invernadero de "no menos del 5% al de 1990 en el período de compromiso comprendido entre el año 2008 y el 2012." Metas extremadamente bajas si consideramos que los expertos predicen que si no se reducen estas emisiones en al menos un 40% hasta el 2020 respecto a las de 1990, estaremos sobrepasando un umbral crítico, que puede tener consecuencias devastadoras.
De acuerdo al Protocolo de Kioto los países de los países altamente industrializados deberían "demostrar para el año 2005 un avance concreto en el cumplimiento de sus compromisos." Pero no sólo que esto no ocurrió, sino que las emisiones en la presente década aumentaron en la mayoría de países y, a nivel global, en un 3% por año.
Además varios países "en desarrollo" sufrieron un rápido proceso de industrialización, lo que ha implicado un aumento de sus emisiones. Siendo el más importante ejemplo China que se convirtió en el mayor emisor de GEI del mundo. Entonces, esa división del Protocolo de Kioto en "desarrollados" y "en desarrollo" ha quedado desactualizada.
Por otra parte, como era la época de auge de la extrema liberalización del mercado, el Protocolo está basado exclusivamente "en la aplicación de instrumentos de mercado" para reducir las emisiones carbono. Esto dio lugar al surgimiento del comercio de bonos de carbono, que no logró el objetivo de contribuir a la reducción emisiones. Más aún, el comercio de bonos con los países en desarrollo, fuera de que no reduce las emisiones efectivamente, en muchos casos, se convirtió en un negocio fraudulento.
Ahora con los grandes excesos cometidos en el mundo financiero que ha llevado a una profunda recesión a los países más ricos, se terminó la fe ciega en que el libre mercado resolverá todos los problemas, y sería un desatino continuar confiando al mundo financiero la reducción de emisiones.
Por estos motivos las enmiendas al Protocolo de Kioto que están haciendo las Partes (los representantes de los gobiernos signatarios de la Convención sobre Cambio Climático) para la reunión de Copenhague (COP15), no resultarán en cambios significativos.
Lo que se necesita más bien es un nuevo acuerdo que establezca nuevos mecanismos y sobre todo impuestos a los grandes emisores así como al consumo de los hidrocarburos y carbón. Pero para ser legítimos estos mecanismos necesitan ser ampliamente discutidos por todas las partes incluyendo a la sociedad civil. Esto requerirá bastante más tiempo que los pocos meses que quedan para la COP15. Mientras tanto, los países que tienen más altas emisiones per cápita deben reducirlas lo más rápidamente posible, de hecho hay algunos países europeos que han hecho considerables avances, entre ellos el Reino Unido, Alemania, Suecia y Noruega.

Teresa Flores Bedregal

Lea un segundo artículo sobre el tema en: http://www.cambioclimatico.org/contenido/revisando-el-protocolo-de-kyoto...

Foto de la galería de pericoterrades en Flickr (cc)

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