Aunque parece evidente que a lo largo de estos últimos años hemos sufrido algunas alteraciones ambientales, más conocidas como el calentamiento global, hay ciertas noticias que parecen ir en dirección contraria a la versión oficial.
Es notorio la cantidad de reseñas encontradas on line (y muy poco en los `mass media’) en dirección opuesta al calentamiento global. Algunas de ellas desde la perspectiva científica, otras meramente especulativas, pero todas apuntando hacia la dirección de un enfriamiento global o `global cooling´. Cabe decir que esta información no merece ser despreciada, creo que de algún modo puede ser tomada en consideración sin negar el calentamiento de los últimos años.
El primer indicio de duda, comienza con la variación de temperatura respecto al periodo enero 2007 a enero 2008. Según cuatro fuentes climatológicas de prestigio: 1. Hadley Climate Research Center , 2.NASA Goddard Institute for Space Studies, 3.Universidad de Alabama, 4.Remote Sensing Systems of Santa Rosa (ver gráficol principio, los demás 1,2,3,4), ; la variación de temperatura entre dicho periodo es de: -0.6405º C. (Ver cuadro de variación de temperatura aquí.)
Las temperaturas de este año 2008/2009 no parecen tomar sendas calurosas, más bien todo lo contrario. Sin negar que los periodos climáticos temporales son demasiado cortos como para basarse en ellos, si que nos pueden indicar una tendencia climática.
Reseñar este artículo de El Periódico, donde pese a la confusión del titular y los antetítulos, indica que el 2008 ha sido el año más frio del siglo XXI, y también uno de los diez más calurosos desde 1850. Contando que venimos de una tendencia calurosa, no es de extrañar esta última reseña. Esta noticia por sí misma no puede indicar nada, pero hay sumatorios.
Parece ser que el nivel de CO2 baja por primera vez de Enero a Julio (ver aquí, 1, 2 ,3). Según afirma la versión oficial, el aumento del CO2 es directamente proporcional al incremento de la temperatura, por lo tanto, si siguiera esta tendencia de reducción de CO2 en la atmósfera, la respuesta lógica seria un descenso térmico en el planeta. Un artículo de Peter Harris presenta un escenario de descenso de los niveles de CO2 relacionado con el descenso de temperaturas, y por estos motivos prevé la entrada en un periodo de enfriamiento.
Antón Uriarte en su artículo ‘CO2 y temperatura: una mala correspondencia’, afirma que estos dos valores (temperatura y CO2) no están interrelacionados, no dependen el uno del otro. Paradójicamente, la versión oficial podría excusarse ahora en estas teorías del Dr. Uriarte, cuando éste, ha estado defendido lo contrario. Por lo tanto, según estos datos y este parámetro (niveles de CO2), podría ser que la tierra estuviera en una fase de pre-enfriamiento.
Es curioso que el IPCC (Panel gubernamental para el cambio climático) no haya tenido en cuenta en sus estudios un factor tan importante como el Sol y sus variaciones, aunque parezca increíble. Este aspecto a tener en cuenta, hace referencia al impacto de los ciclos solares sobre el tiempo y el clima terrestre. Se trata de fluctuaciones en la cantidad de energía emitida por nuestra estrella, y se pueden dar a dos niveles: variaciones en la luminosidad del astro y variaciones en el viento solar o campo magnético.
La variación solar más conocida es la de los ciclos de las manchas solares (fotos), de 11 años de duración. Se sabe que existe un máximo del brillo cuando el número de manchas es máximo y un mínimo cuando casi no hay. Esa variación de intensidad es casi insignificante. Por consiguiente, el periodo de esas variaciones es tan corto que los factores moderadores terrestres, como los océanos o las nubes, impedirían que hicieran un efecto sensible por simple inercia térmica. Aún así, remarcar que acabamos de entrar en un periodo sin marchas solares (foto del sol a día de hoy).
Aparte de la variación solar antes mencionada, existen otros ciclos de mayor duración y, por ende, de mayor influencia en el clima (leer artículo completo). Se trata sobre todo del ciclo de Gleissberg, con un período de 72 a 83 años, causante del famoso Mínimo de Maunder que, según parece, originó la llamada ‘pequeña edad de hielo’. La variación de intensidad de estos ciclos es, más o menos, del mismo orden que el de los ciclos de las manchas solares (11 años) pero con la diferencia de que se dilatan más en el tiempo, suficiente como para ocasionar algunos cambios climáticos apreciables. Y podría ser, según el artículo antes mencionado, que estuviéramos entrando en uno de esos ciclos con su mínima aproximada (de temperatura) en el año 2030.
En varios medios electrónicos (alguno de clara tendencia oficialista) se han publicado noticias sobre esta supuesta glaciación: es el caso del Belfast Telegraph , Mail on line, Daily Tech, Sience magacine entre otras. En el campo Universitario también empiezan a afirmar este enfriamiento, como el científico brasileño Luiz Carlos Molion, representante de América Latina en la Organización Meteorológica Mundial, o el estudio de la Universidad de Copenhague y el Centro para el hielo y el clima (Dinamarca).
En referencia a los glaciares, es curioso no haber leído nada en los medios españoles acerca de su supuesto crecimiento en diferentes partes del planeta. Véase el caso de Alaska por parte de adn, o el del Daily Telegraph sobre los glaciares del Himalaya o el Montblanc, o el caso de la Fox y los glaciares de California. Todos ellos haciendo referencia a la disminución de temperaturas y al crecimiento de los glaciares.
Para acabar, sin pretender ser un negacionista del cambio climático, parece remarcable exponer el contrapunto a la versión oficial. Una vez ya ha sido aceptada por tod@s nosotr@s, no está de más checkear rastros de información contraria a la versión oficial.
Fuente: Polityzen.com (cc)
Comenta en Facebook