La degradación de los suelos es causada por la ampliación de la frontera agrícola y la presión sobre el suelo, antes que por el cambio climático presente en esta época. El experto Gerahrd Gerold, de la Universidad de Göttingen, Alemania, estudió este aspecto por 30años, y plantea que la mayor amenaza está en el cambio de uso del suelo.
Gerold participó del simposio en el aniversario del Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), como expositor del tema “Treinta años de degradación de los paisajes y ecosistemas en Bolivia, realidades agroeconómicas y alternativas sustentables a la luz del cambio global”.
Según explicó, el conflicto entre los objetivos económicos y las metas de conservación de la biodiversidad todavía no se ha resuelto y está presente en casi todos los países de América Latina.
A través de mediciones y registro de estadísticas, los científicos afirman que las lluvias y las sequías no disminuyeron y/o se incrementaron en los últimos años por efecto del cambio climático. Gerold dice que las inundaciones y la sequía se sienten más debido a la degradación de la vegetación en cuencas altas. “Es un efecto claro sobre el balance del agua”, dice.
Entonces “las amenazas globales vienen más de la extensión de la frontera agrícola”, es decir de la deforestación. Gerold explica que si bien Bolivia mantiene un promedio anual de 0,4 a 0,5 por ciento de deforestación, específicamente en la zona de cultivos agroindustriales ha mantenido un ritmo sostenido de 8 a 10 por ciento de deforestación anual en los últimos 20 años.
A esta situación se suma, no se puede negar, el cambio climático que también afecta de manera distinta a las diferentes ecoregiones del país.
Con todo, en las zonas húmedas y tropicales se puede ver un incremento del caudal de los pequeños ríos, un cambio del balance hídrico en las cuencas. En las llanuras hay más un cambio en la fertilidad de los suelos. En la zona árida o semiárida, como Tarija, existe una degradación que no puede ser revertida debido al pastoreo y sobrepastoreo. En resumen, la degradación no es un fenómeno general y se debe tratar en relación a las ecoregiones.
Gerold explica que los distintos procesos de migración y de colonización estatal y espontánea comenzaron a presionar los recursos naturales de las llanuras orientales desde 1947, aunque la presencia agroindustrial sucede desde 1985.
Los datos mostraron que entre un 12 a 15 por ciento de la deforestación y/o la quema de bosques es responsabilidad de los pequeños campesinos llegados a la zona por la colonización estatal o espontánea, el resto de la deforestación de corresponde a las grandes haciendas agroindustriales.
El especialista comenta que las tierras de los campesinos (con hasta 30 hectáreas) sufren una disminución de contenido de humus y de nitrógeno hasta 5 años después de la tala, para después tornarse estables por muchos años.
Para los agroindustriales, en cambio, la pérdida se degrada hasta 30 años si se trabaja sin uso adaptado de suelos, sin fertilizantes, etcétera.
Actualmente la zona cercana a la Chiquitanía y al borde del Chaco está totalmente desarrollada como zona agroindustrial con 1,6 millones de hectáreas deforestadas (datos al 2001).
Gerold plantea que es posible utilizar técnicas alternativas de cultivos para las zonas agroindustriales, que puedan adaptarse a las necesidades del suelo. Al mismo tiempo, los pequeños campesinos pueden también emplear agricultura de desarrollo alternativo.
Además hacen falta trabajos científicos para el manejo de los sistemas agroforestales, la resolución de problemas fitosanitarios y la educación de los campesinos.
Para mayor información sobre datos del científico Gerahrd Gerold, es posible dirigirse al Instituto de Ecología de la UMSA al correo dirinsteco@gmail.com.
Fuente: www.pieb.com.bo/nota.php
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